[13 de noviembre, 2010] La noche de los museos tuvo de todo, en mi caso empezó con media hora de cola para entrar al Malba, y cuando llegué nos fuimos faltando una cuadra de esas que no terminan. Continuó en el Metropolitano, en unos sillones bajo los árboles perfumados. Con tango y música clásica de fondo que ocurría en un salón previo a las obras. Siguió en el Centro Cultural Coreano, donde nos dieron nuestros nombres en su idioma y vimos un video de danza de allá, en el que los bailarines tenían unos paños de colores que movían con eterna delicadeza. Después vino el Fernández, tras unos vidrios había artesanías y en el patio unos tangos un tanto tristes. Y para cerrar terminamos en la Casa de Cultura del Fondo de las Artes, que quedaba luego de unas sigzagueantes callesitas y vimos lo mejor de la noche, Los duendes de la salamanca en vivo, las trompetas derribaron los asientos, la voz dulce de la cantante hizo erisar al más tieso y el charango abrió el vuelo hacia tierras lejanas que empezaba en el punto donde estábamos, que ya nunca volvería a ser el mismo.
