viernes, 17 de diciembre de 2010

COCINAS DEL BICENTENARIO EN EL KONEX

(Del 3 al 5 de diciembre, 2010) Nos bajamos del colectivo apenas asomó la Plaza Almagro, al atravesarla yendo en diagonal recordamos cada uno las historias propias transcurridas en ese espacio entre verde y de cemento que siempre es concurrido por toda clase de gente y animales y repleto de reposeras en verano. Fuimos casi a ciegas por la calle Sarmiento, nunca había ido al Konex, no sabía bien donde quedaba y sólo divisaba siempre al pasar la escalera esa gigante que incrustaron en la entrada, que parece el ascenso a una nave espacial. Cuando llegamos el patio estaba casi vacío y hacía calor, Martiniano enfundado en su traje de cocinero hablaba con alguna gente, como si hubiese terminado de dar una charla, a los costados de la explanada se refugiaban del sol una pocas personas que sostenían con sus manos licuados de melón, preguntamos donde los vendían y cuanto costaban, al ratito estábamos también con nuestros jugos que era realmente la sensación ese día y a esa hora. En una sala de arriba escuchamos un mexicano que hablaba hasta por los codos y que cuando terminó respiró y contó una anecdota que fue oportuna, un amigo suyo lo catalogaba de Fichera. Y es que así se les decía a las chicas que conversaban con los hombres que iban a tomar alcohol a los boliches, cuanto más frases y párrafos en la noche les dijeran mejor era, pues estos compraban más fichas para seguir tomando. Así es que consideraban importante el valor de lo dicho, como nuestro amigo que llenó nuestros oídos de todo tipo de reflexiones y salvando las distancias era una auténtica fichera, para la risa de todos los que estábamos ahí. Comimos, ya que nos dieron a degustar lo que fueron cocinando sus asistentes, primero fue unos daditos de pollo con una salsa apenas picante y luego unos tacos, bajamos y degustamos cuanto había en los puestos, compramos unos vinos y nos fuimos pensando en volver como los borrachos de los bares mexicanos.